학술논문

Sufrimiento emocional perinatal compartido: estrés en el bebé. Efectos de los mecanismos de adaptación y defensa primarios, vulnerabilidad psicosomática y psicopatológica.
Document Type
Dissertation/Thesis
Source
Subject
perinatalidad
psicoperintalidad
sufrimiento
emocional
mecanismos
antipercepción
antitraumático
estrés
psicosomática
parentalidad
núcleo
traumático
trastornos
alimentación
sueño
psicopatología
UNESCO::PSICOLOGÍA::Patología
UNESCO::PSICOLOGÍA::Psicología del niño y del adolescente
UNESCO::PSICOLOGÍA::Evaluación y diagnóstico en psicología
Language
Spanish; Castilian
Abstract
Puntos de partida de ésta Tesis: La especialización del autor de ésta tesis en la evaluación y el tratamiento de la patología psicosomática de bebés y de niños/as, desarrollada a lo largo de 21 años en el ámbito de la pediatría hospitalaria y privada, lo ha llevado a preguntarse por: 1. La naturaleza de los factores, generadores de sufrimiento emocional, que participan en la aparición de trastornos psicosomáticos neonatales y en la primera infancia, bien sean funcionales o lesionales. 2. La actividad intrapsíquica y comportamental que el bebé despliega para adaptarse o protegerse del sufrimiento emocional propio y compartido. 3. Por la relación existente entre dicha actividad y la aparición de la depresión esencial, la vida operatoria, la alexitimia, el comportamiento vacío, la personalidad sobreadaptada, y otras nociones o entidades teórico-clínicas, habitualmente descritas por la Escuela de Psicosomática de Paris, así como con otras psicopatologías como el autismo, la hiperactividad, etc. Población Bebés entre 12 días y 30 meses de vida, afectados de diversas psicopatologías perinatales, atendidos psicoterapéuticamente con su madre y su padre/cuidador en un contexto pediátrico hospitalario e interdisciplinar y privado. Muestra aproximada: 200 bebés. Hipótesis principales 1. 1ª- En los primeros tiempos de la vida postnatal, ante ciertas percepciones somatosensoriales y somatoemocionales que excedan las capacidades de metabolización psíquica y cerebral, podrán sobreactivarse mecanismos psíquicos antipercepción, disponibles en la vida prenatal, los cuales podrán afectar el desarrollo psíquico, somático y cerebral del bebé. 2. 2ª- El sufrimiento emocional perinatal compartido podrá convertirse en una experiencia estresora capaz de modificar el umbral de reactividad emocional y neuronal. Esta sobre-reactividad estresora resulta observable, en muchos casos, en trastornos precoces de la alimentación, del sueño y de la interacción del bebé con su cuidador. Algunas conclusiones Sufrimiento emocional compartido y procesos de desconexión de la percepción. El dolor emocional de los cuidadores, que puede tener su origen en el dolor del bebé, puede convertirse en fuente de malestar somatoemocional para éste, al impactar su sensibilidad receptiva. Para protegerse de ése malestar, el bebé intentará dejar de percibirlo activando mecanismos psíquicos que buscarán desconectar su percepción-atención consciente de los estímulos traumatógenos procedentes del propio cuerpo o del otro. Si el bebé se encuentra afectado por una alteración física dolorosa o/y por un nivel alto de excitabilidad persistente, el umbral de su sensibilidad receptiva irá bajando y se volverá más vulnerable. Las experiencias tempranas de sufrimiento emocional, de origen propio o ajeno, desencadenarán el despliegue y utilización de recursos de adaptación y defensa antitraumáticos que podrán alterar gravemente su nivel de sensibilidad perceptiva. Procesos de desconexión de la percepción y evitativos de la relación. Ante ése malestar, y a pesar del grado conseguido de desconexión de su percepción, pueden aparecer trastornos psicosomáticos neonatales y comportamientos evitativos del contacto sensorial o de la percepción del otro diferenciado, tanto cuando es realmente la fuente de su sufrimiento, como cuando el bebé le atribuye ser el origen, mediante un falso enlace. Daño en los recursos de co-regulación de la receptividad y perceptividad El sufrimiento temprano compartido puede alterar los recursos de co-regulación de la sensibilidad receptiva y perceptiva, de los que el bebé y su madre/cuidador suelen disponer cuando nace, y que podemos denominar “membrana o envoltura interface de regulación emocional co-construida” . Cinco dimensiones en las que se observa una alteración aguda o crónica, relacionada con el sufrimiento emocional perinatal: - Perceptividad (actividad consciente e inconsciente de percepción de estímulos, asentada sobre el trabajo de la atención). - Receptividad (actividad de recepción de estímulos consciente e inconsciente). - Expresividad (expresión emocional pre-verbal o verbal de lo vivenciado, de manera consciente o de manera inconsciente). - Interactividad (manifestaciones comportamentales ligadas a las iniciativas y a la disponibilidad para la co-construcción y conservación de la experiencia relacional). - Reactividad endosomática y comportamental segundaria, asociada a experiencias emocionales tempranas estresoras, especialmente con aquellas derivadas del sufrimiento parental compartido. Desencuentro en 2 registros perceptivos del Yo neonatal, ante el sufrimiento emocional perinatal compartido con la madre/cuidador. El primero, de alta perceptividad emocional primitiva, visiblemente constituido desde los primeros días de relación post-natal, conserva una alta sensibilidad receptiva de la interioridad emocional de la madre/cuidador que conduce, cuando esta interioridad es de naturaleza traumatógena, a una hiperreactividad somática antes de que el psiquismo, aún falto de los recursos adecuados para la asimilación y la defensa, pueda quedar definitivamente colapsado. El segundo se constituye con el reconocimiento de que la madre es la figura privilegiada para satisfacer el anhelo de apego anaclítico. Cuando se reencuentra con ella sonríe abiertamente, se alegra de manera evidente por recuperarla. Festeja su retorno. La tendencia innata, que puja por constituir y conservar el apego anaclítico con el objeto, se va desgajando y separando del primer registro, que continúa funcionando con un alto grado de autonomía. Desgajamiento que puede llevar a un desencuentro radical entre el yo-cuerpo primitivo y el yo buscador del apego y de la constitución de la relación anaclítica. Reactivación del núcleo traumático neonatal y perplejidad La constitución de un núcleo traumático neonatal, convertido en estresor secundario pertenecería al tiempo señalado antes, en el que las percepciones que orientan la actividad de defensa del Yo provienen esencialmente de una actividad psíquica y cerebral muy ligada al núcleo basolateral de la amígdala. Especialmente observable en ciertos rechazos alimentarios y trastornos del adormecimiento, será éste núcleo el que se reactivará automáticamente después, generando perplejidad tanto en el cuidador como en la conciencia auto-observadora del bebé. Núcleo traumático y manifestaciones psicopatológicas En el contexto de un análisis etiológico plurifactorial, la presencia del núcleo traumático primario, generador de una tensión basal crónica podría encontrarse relacionado con: La angustia difusa; la angustia automática; la neurosis actual; la neurosis de carácter; el déficit de atención; la hiperactividad; la sobreactividad; los trastornos generales del desarrollo y en especial con el autismo; la vulnerabilidad depresiva; la vulnerabilidad psicosomática; las personalidades con alta sensibilidad; los trastornos de la alimentación en la adolescencia; las adicciones, etc. Actividad anti-percepción psíquica y neurobiológica Ante una experiencia estresora, especialemente traumatógena, los mecanismos antipercepción podrian activarse desde el registro psíquico (actividad de percepción-atención) y desde el registro neurobiológico (corteza prefrontal – sistema límbico), pudiendo generarse una inter-afectación entre ambos. Algunos efectos psíquicos de la desconexión perceptiva La desconexión de la percepción-atención (que puede activarse estando despierto o dormido) puede privar al psiquismo de la posibilidad de procesar y dar sentido a lo experimentado y, por tanto, de los recursos traductivo-representativos. Uno de los efectos visibles de la activación de los mecanismos de defensa de retracción-desconexión, son los estados de ausencia, no epilépticos (aunque un sujeto epiléptico también los puede padecer), que podemos encontrar en distintas psicopatologías de etiología plurifactorial: Déficit de atención, con o sin hiperactividad; autismo, depresión, ansiedad; patología psicosomática, etc. En síntesis El sufrimiento perinatal afecta a todas las partes implicadas en la crianza, aunque de manera especial y comprometedora al bebé desde la época prenatal, y especialmente cuando nace prematuro. Aunque son diversas las fuentes estimulares que pueden impactarlo negativamente, así como su combinación, la fuente emocional-relacional resulta de primera importancia puesto que tanto puede necesitar protegerse de ella, como cultivarla para satisfacer la necesidad de apego. Facilitar la expresividad del bebé, para que se produzca en él y en quienes lo acompañan una percepción consciente y conjunta, que facilite el reconocimiento del estado de estrés o angustia basal, permite una traducción al lenguaje emocional, el cual vuelve accesible la dotación de significación y la posibilidad de construir una representación afectivizada del dolor emocional enmudecido. La conversión del malestar en sentimientos y emociones compartibles, tolerables y reconocibles, aumenta sustancialmente la eficacia de su trabajo psíquico de representación y metabolización, puesto que hasta entonces el malestar sólo es sentido como tensión difusa o basal. Las intervenciones clínicas neonatales que cuidan el estado emocional de los cuidadores y del bebé permiten, en muchos casos, desactivar los procesos psíquicos antitraumáticos de desconexión de la percepción del malestar interior, evitar su cronificación y facilitar el acceso a una modalidad de funcionamiento mental integradora de la vida emocional, adecuada para la autorregulación del estado sensorial y emocional del bebé, de su madre y de su padre.