학술논문

COMPRENSIÓN DEL CONSENTIMIENTO INFORMADO EN PACIENTES QUE REQUIEREN EXTRACCIÓN DE TERCERA MOLAR.
Document Type
Article
Source
Revista Oral. 2010 Supplement, Vol. 11 Issue S2, p27-28. 2p. 1 Graph.
Subject
Language
Spanish
ISSN
1665-143X
Abstract
Introducción. Las demandas legales contra estomatólogos están aumentando de forma rápida en los últimos años; la mejor protección contra las demandas por mala practica es la imprescindible historia clínica y la hoja de consentimiento informado (CI). En México el mayor número de demandas se produce en los tratamientos de prótesis fija, en segundo termino están las reclamaciones por endodoncias, la prótesis parcial removible y los tratamientos de odontología conservadora. En menor proporción se denuncian casos de ortodoncia, cirugía, implantes, periodoncia, prótesis completa y anestesia y exodoncia simple. Como podemos ver la cirugía bucal no es de las especialidades que más demandas recibe; sin embargo, cuando éstas se producen pueden acabar con facilidad en una demanda para el dentista. El problema esencial que plantea la extracción quirúrgica de la tercer molar inferior es que siempre aparecen, en mayor o menor cuantía, una trilogía sintomática constituida por inflamación, dolorytrismo. Con menor frecuencia, la cirugía de la tercer molar inferior puede venir seguida de complicaciones de tipo infeccioso, lesiones de los nervios dentario o lingual, daño de dientes adyacentes, fracturas óseas, entre otras más. Son numerosas las investigaciones que se han realizado sobre las complicaciones de la cirugía del tercer molar inferior. Un estudio realizado en 1999 llegaron a la conclusión de que el peor postoperatorio se daba cuando la cirugía se prolongaba en el tiempo, cuando los terceros molares estaban por debajo del plano oclusal y en mujeres. Esto corrobora, que los riesgos son reales y que los cirujanos estomatólogos deben incluirlos en las hojas de consentimiento informado, tanto de forma oral como de forma escrita. Con el fin de evitar posibles incidentes por mala práctica es trascendente asegurar una excelente comprensión de los probables riesgos, beneficios y alternativas de la extracción de la tercer molar. Para que el consentimiento sea correcto, los pacientes deben ser aptos y capaces de comprender los cuatro puntos cardinales del consentimiento informado: a) razones del tratamiento; b) riesgos; c) beneficios y; d) otras alternativas. En algunos estudios se ha comprobado que los pacientes no comprenden adecuadamente cada uno de los componentes del consentimiento informado. A los pacientes se les debe comentar de acuerdo a su nivel de comprensión. Cannavina cita algunos problemas relacionados con la obtención del consentimiento informado, como son: a) cuánta información dar al paciente en una situación específica; b) que capacidad tiene el paciente para comprender la información dada; c) cuál es el nivel de comprensión alcanzado por el paciente. Una vez que una persona es informada ampliamente del procedimiento y da su consentimiento éste es válido; es decir, el profesional debe dar al paciente una completa información sobre los benéficos y los riesgos. Por todo lo anterior nos planteamos realizar la presente investigación cuyos objetivos fueron: Conocer el nivel de comprensión del consentimiento informado por parte del paciente y determinar el porcentaje de pacientes que rechazan el tratamiento al conocer los riesgos del mismo. Resultados. Se extrajeron un total de 257 piezas dentales: 18 superiores derechos, 16 superiores izquierdos, 111 inferiores derechos y 11 2 inferiores izquierdos. En cuanto a los aspectos epidemiológicos, la edad media de los pacientes fue de 25.84 años con un rango comprendido entre los 1 8 y los 72 años. 169 pacientes eran mujeres (65.75%) y 88 eran varones (34.24%). El 24.55% de los pacientes tenía estudios secundarios, el 68.76% no tenía estudios o sólo primarios y el 6.68% tenía estudios universitarios. El grado de ansiedad ante la cirugía era bajo en un 21.44% de los casos, medio en un 34.67% y alto en el 43.88% de las ocasiones. En cuanto a la encuesta sobre el consentimiento informado, es de destacar que el 100% de los pacientes firmaron el consentimiento informado y se sometieron a la cirugía. La primera pregunta fue contestada afirmativamente por 256 pacientes y sólo uno negaba haber recibido información sobre la operación. Este mismo paciente contestó también negativamente a la segunda pregunta: afirmando haberlo entendido el 99.61 % restante. Este paciente era varón, no sabia leer ni escribir y con grado de ansiedad alto. A la tercera pregunta: contestaron afirmativamente un 98%. No hubo diferencias significativas en la contestación entre hombres, mujeres, nivel de estudios o grado de ansiedad. El 100% de los pacientes respondieron que sí pudieron preguntar todo lo que quisieron sobre su intervención y sus posibles consecuencias. En cuanto a la quinta pregunta el 93.37% de los pacientes sabían que podían no someterse a la cirugía de la tercer molar al ser informados, no habiendo diferencias significativas en cuanto al sexo, nivel de estudios o grado de ansiedad. Al ser preguntados sobre si piensan que el consentimiento exime de responsabilidad al personal que le opera, un 61.56% piensan que sí, que el consentimiento es una forma de evitar responsabilidades por parte del profesional. Los pacientes más desconfiados fueron los que no tienen estudios o solo estudios de primaria. Anteriormente se mencionó que el 99.61% de los pacientes entendió claramente lo que se le haría en la operación y que ésta podía presentar complicaciones; sin embargo, ante la pregunta ¿podría enumerar alguna de las complicaciones explicadas? el 40.38% de los individuos en estudio no fueron capaces de mencionar ni una sola complicación. En contraparte los pacientes universitarios si fueron capaces de repetir las complicaciones más frecuentes. Siendo enumeradas: inflamación (35.36%), afectación de nervios (20.89%), dolor (17.73%), daño en dientes vecinos (9.1 2%) y ya en menor proporción se menciono infección, alergia, hemorragia, hematoma, sinusitis, fractura ósea y ruptura de instrumentos, etc. (Figura I). También se les pregunto a los pacientes si este tipo de información les parecía útil y 98.96% contestaron que si. Las dos últimas preguntas hacían referencia a si este tipo de información aumentaba en los pacientes el nivel de ansiedad o por el contrario les tranquilizaba. La mayoría de los pacientes (68.31%) afirmaba que el conocer las posibles complicaciones no aumenta en ellos el nivel de ansiedad y a un 46,23% le tranquiliza que le den este tipo de información. Discusión. La Carta de los Derechos Generales de los Pacientes emitida por la Comisión Nacional de Arbitraje Medico (CONAMED) en su cuarto apartado refiere y reconoce el derecho del paciente a "expresar su consentimiento informado siempre por escrito, cuando deben sujetarse con fines de diagnóstico a procedimientos terapéuticos que impliquen un riesgo, para lo cual deberán ser informados en forma amplia y completa sobre las complicaciones o eventos negativos que pudieran presentarse durante el acto quirúrgico así como los beneficios que se esperan. Lo anterior incluye los casos en los cuales el paciente debe participar en eventos de investigación en humanos". A pesar de la claridad de este párrafo todavía son muchos los profesionistas que intervienen a sus pacientes sin el consentimiento informado, tanto en estomatología como en otras ramas del área de la salud. Algunos autores examinaron los registros clínicos de 314 pacientes de cirugía y sólo el 78% contenía formularios de consentimiento informado; el diagnóstico estaba presente en el 14.9% de estos formularios y menos de la mitad de ellos había sido firmado por el médico que dio la información, lo cual es obligatorio. Esto indica, según el autor, que los médicos no están totalmente involucrados en el proceso del consentimiento informado. Los profesionales temen que el paciente se asuste con la información suministrada. Sin embargo, según los resultados de nuestro estudio ningún paciente rechazó el tratamiento ante la explicación de las posibles complicaciones a pesar de que prácticamente todos sabían que podían negarse a la intervención. En el presente estudio los pacientes venían derivados de otros centros específicamente para la extracción quirúrgica de sus terceras molares; ello puede explicar que ninguno se negara a la intervención al conocer las posibles complicaciones. Sería necesario hacer un estudio similar con pacientes privados de una consulta de estomatología general a los que se les recomienda la extracción de los cordales, pues quizás estos pacientes no sienten tanto la necesidad de la extracción. Queda la duda sobre si en este otro grupo se producirían negativas. El consentimiento debe hacerse para que cada paciente pueda comprender completamente los datos suministrados de modo que esté capacitado para tomar una decisión verdaderamente informada. En nuestra encuesta el 99.61% afirma haber entendido lo que se le haría en la operación y que ésta podía presentar complicaciones, sin embargo el 40.38% no fue capaz de mencionar ni una sola complicación. En un estudio similar sobre endoscopio gastrointestinal, el nivel de comprensión se cifró en un 90,7%. Esto estuvo relacionado con el nivel de educación, pues los universitarios fueron los que más complicaciones eran capaces de repetir. Lo mismo ocurrió en el estudio de Guix Oliver sobre pacientes sometidos a intervenciones quirúrgicas en dos hospitales de Cataluña donde hubo menor comprensión por parte de los pacientes con menor nivel sociocultural. Los profesionales pueden hacer un uso positivo del consentimiento informado para ganar la confianza de los pacientes, pues éstos comprueban que se cuenta con ellos en su tratamiento. De hecho, en nuestra encuesta a un alto porcentaje de pacientes les parece útil este tipo de información. La mayoría de los pacientes se pone más nervioso por conocer las complicaciones e incluso a casi la mitad de ellos les tranquiliza que les expliquen lo que se les va a hacer y lo que puede ocurrir. Esto indica que el consentimiento debe ser algo más que la simple firma de un impreso. Debe ser un intercambio de información, comprensión, confianza y consentimiento entre profesional y paciente. Lo que nos pareció más negativo de las respuestas de los pacientes es que gran parte de éstos crean que el consentimiento sirve para eximir de responsabilidad al profesional. En nuestro caso el porcentaje es mayor que el observado por la bibliografía: el 61.56% de sus pacientes opinaba que el propósito del consentimiento es eximir al doctor de responsabilidad. El profesional que informa debe saber transmitir al paciente que esto no es así, que lo único que se pretende es respetar sus derechos. Por tanto debemos tener presente que la extracción quirúrgica de la tercer molar inferior es una maniobra no exenta de riesgos y por ello es imprescindible un consentimiento informado, para que el paciente comprenda las posibles complicaciones, las alternativas terapéuticas y acepte los riesgos de la intervención. Según Perea Pérez, los riesgos que no asume el paciente los estamos asumiendo nosotros. No debemos realizar ningún tratamiento de Cirugía Bucal que no venga precedido de una correcta y completa historia clínica, un consentimiento informado y las pruebas complementarias adecuadas al caso. Conclusiones. El consentimiento informado fue comprendido por la mayoría de los pacientes y ninguno de ellos se negó a la intervención al conocer las posibles complicaciones. Llama la atención que muchos pacientes creen que el consentimiento sirve para eximir de responsabilidad al dentista. [ABSTRACT FROM AUTHOR]